Así que KTM ha entregado un paquete de trucos, porque ni es una bestia, ni un duque. Qué suerte. Es un poder en la calle, pero manejable. El Super Duke es sinónimo de diversión de conducción sin fin, cuando el rendimiento cuenta. Es pura irracionalidad, una bicicleta divertida sin alto valor de utilidad.
Si estás buscando algo como esto, serás feliz aquí, siempre y cuando te guste el diseño atrevido. Pero, ¿no es siempre así?
La bicicleta de prueba nos fue proporcionada por Bergmann & Sáhne en Hamburgo.